La historia de A Curva, esta pequeña taberna vinoteca comienza como la de otras muchas de tierras gallegas. Los marineros gallegos eran muy considerados por los armadores, trabajaban duro y se los disputaban las empresas.
Cuando entras, ni la terraza del exterior ni las mesas y bancos de madera y manteles de papel del comedor hacen presagiar el respeto al vino que se practica en este local. Sólo las botellas vacías y las tapas de madera con nombres de bodegas como André Clouet, Algueira o Dani Landi adornando las paredes dan una pista de lo que se sirve y se bebe a diario en A Curva.
Mientras Portonovo crecía, esta familia mantuvo su taberna, un pequeño negocio que no se rindió al turismo devorador. Hace 12 años llega Miguel Anxo Besada, sumiller, apasionado por el mundo de vino, que supo mantener la tradición del negocio y que junto a su mujer.
Juntos han convertido esta pequeña taberna en un oasis gastronómico rodeado por los fast food, paellas, sangrías y percebes de Marruecos a 150 euros.
En el meson Vinoteca A curva se bebe bien.
Miguel Anxo es buen conocedor y defensor de los vinos gallegos —hasta hace poco fue también distribuidor.
La vinoteca cuenta con unas 400 referencias, incluidas prácticamente todas las de pequeños productores gallegos. También hay vinos de otras zonas vinícolas españolas y de zonas que le gustan como Borgoña, Champagne o los rieslings alemanes.
Las despedidas que vienen a Sanxenxo y Portonovo que nos preguntan donde pueden probar vinos gallegos, les recomendamos siempre este increible sitio para poder hacerlo a gusto.
Nos preguntan si hacen catas como actividad especial pero no, no se hacen catas, aunque por el formato del local y como es el dueño, os explicara cada vino que os pone. Para cualquier pregunta o duda, podeis llamarnos o preguntarnos sin problema ninguno.